jueves, 10 de febrero de 2011

Reflexión Marcos 7, 24-30

Es buena, incluso necesaria, la capacidad de soledad, donde el hombre se encuentra consigo mismo y con Dios libre de interferencias. La necesidad del estímulo externo permanente suele significar vacío interior o miedo a la propia interioridad. La soledad es buena, pero no la “solitariedad”, la misantropía. Sólo de un loco frustrado pudo salir la espantosa frase “cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro”.


Dios nos ha creado con afectividad acogedora; “no es bueno que el hombre esté solo”. Estamos llamados a recibir al otro como a un igual, hermano, hijo del mismo Padre. Pero Dios ha querido una especialísima relación humana: la matrimonial, la de pareja complementaria y fecunda: La experiencia de atracción del otro sexo no es nada enfermizo, sino todo lo contrario: signo de salud espiritual; el Génesis nos dice que “estaban desnudos pero no se avergonzaban el uno del otro”; es, sin duda, una situación idílica, utópica, pero justamente por ello muy deseable: una actitud afectivo-sexual sana no ruboriza, porque no tiene nada que ocultar; la vergüenza es más bien fruto del propio egoísmo, del deseo morboso de poseer o “utilizar” al otro.

La relación humana y cristiana más auténtica es la de la donación: aquella en que cada uno no busca recibir, sino sólo dar (de donde suele llegar espontánea e inesperadamente la gratificación)

1 comentario:

  1. quiero saludar y felicitarlos por haber llegado a los mil visitantes, aca en suecia somos varios los que los escuchamos. No solo san juaninos y no solo argentinos. Es muy bueno lo que hacen y la musica, las reflexiones y las trasmisiones son excelente los felicito... Andres

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